Los mecanismos de base individual ponen su énfasis en la capacidad de reflexión y de diálogo de los ciudadanos comunes y pretenden dotarlos de la información, el entorno y el tiempo necesarios para permitir que pueda participar aportando sus necesidades y su sentido común.
En tanto, los mecanismos de base colectiva, tienen por finalidad establecer un canal formalizado de interlocución y diálogo con representantes de grupos reconocidos.
Es posible distinguir al menos cuatro niveles de participación:
- Información: las autoridades generan espacios para mantener a la ciudadanía informada respecto de las actividades que realizan. Pueden informar también acerca de sus definiciones estratégicas y los recursos disponibles para la gestión.
- Consulta: las autoridades abren espacio de consulta a la opinión de la ciudadanía sobre determinadas materias a modo de audiencias públicas, cabildos, plebiscitos, etc.
- Decisión: si la consulta es vinculante, los ciudadanos participan también en la toma de decisiones. Puede tratarse de una participación acotada a una decisión particular o extenderse a un amplio rango de acciones y decisiones de la gestión local, como ocurre por ejemplo, cuando se dan procesos de planificación participativa.
- Control social: las autoridades rinden cuentas a la ciudadanía respecto de los compromisos establecidos y esta última posee facultades para vetar a las autoridades en caso de incumplimiento.
Esto lleva implícito una relación de cooperación entre sociedad y quienes actúan en la Administración del Estado que debe ser reflejado en marcos institucionales duraderos.
La importancia de la participación ciudadana
- Fortalece la gestión pública
- Incrementa la eficiencia y la eficacia de las decisiones
- Mejora la calidad de las políticas públicas que se implementan desde el nivel local
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